PYF

Estas, Cajwal, en mi más largo, profundo y misterioso silencio.
Eres la luz más espesa que he sembrado para encontrarme y encontrarte.
Eres el tatuaje que camina por mi espalda, siempre devolviendo la mirada.
Eres el anciano velador de mis tropiezos, quien me inspira a abandonarme entre tus dedos, entre tus pies y entre tu pueblo.
Eres quien me guía, mi coyote, mi pollero; me enseñas el camino sin traiciones, me conduces por veredas al encuentro de los Nadie para luego hacerme sentir el pecho más grande.
Eres la nota más dulce y suave que de mi armónica brota por la tarde; Dulce, suave, discreta y corta.
Eres mi trovador más amado que combina perfectamente trincheras, con voz poesía y guitarra, que confunde entrega, sueños y encrucijadas.
Eres el deseo de paz que al entrar por mi ventana se transforma, adquiriendo la paz música propia.
Y cuando tomo mi guitarra eres quien dirige mis manos, quien conduce mis dedos, quien me hace acariciar sus cuerdas como se acarician a los sueños.
Con esto, quiero decir que envuelves y abrazas mi existencia toda y toda la llevas ceñida en la cintura, inspirándome a ser testigo y dar testimonio del dolor de tu pueblo, de tus esperanzas y tu Gracia”.


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